El Foro de San Pablo

Por Julio Aguiar Carrasco

El Frente Amplio sigue perteneciendo a una organización basada en principios no democráticos

El Foro de San Pablo nació en 1990 a instancias de Lula Da Silva y Fidel Castro. Luego de la caída del Muro de Berlín, las izquierdas latinoamericanas apoyaron esa creación como una manera de enfrentar el mundo unipolar que existía por entonces.

La evolución del Continente pareció favorecer la idea. Sin embargo y como tantas veces, todo quedó en largos y amenazantes discursos en contra del “Imperio”.

Ahora todo cambió. El Foro comienza a desmonetizarse, a tal punto que sus últimas reuniones fueron en Nicaragua y Cuba; y la próxima, en 2020 será en Venezuela.

La izquierda latinoamericana se ha quedado vacía de contenido. Mientras el mundo real ha cambiado radicalmente y la Revolución Científica y Tecnológica se ha transformado en el nuevo Dios, las ideas que se siguen manejando en las reuniones del Foro de San Pablo parecen reliquias de las abuelas.

Cuando todo comienza a caerse, aparecen las diferencias y divisiones. De la reunión en Cuba, que terminó con una declaración de apoyo a Nicaragua, los delegados del Frente Amplio volvieron molestos. La declaración se votó por aclamación, con lo que nuestros frentistas poco pudieron hacer, mientras en Montevideo y en el Senado, acompañaban una declaración condenando la violencia en Nicaragua (como si en Venezuela no la hubiese habido).

Esto ha puesto al Frente Amplio en estado de alerta, a tal punto que podría solo autorizar a grupos del mismo a participar del Foro y no a la coalición en su conjunto.

Con este desbande comienzan a surgir las sorpresas. El precandidato Martínez señaló los otros días que “la experiencia socialista en la URSS fue horrorosa”. ¡Un comentario electoralista, claro! ¿Recién ahora el Sr. Martínez se da cuenta de esto?  La URSS desde Lenin, Trostky y Stalin fue el Imperio más monstruoso de la historia.

La intelectualidad, los políticos y los ideólogos, ayudaron a mantener viva la mentira histórica más grande que ha habido. Los partidos socialistas fueron socios silenciosos y mansos frente a lo que sucedía en la URSS.

Cuba, Nicaragua y Venezuela son hoy las Hungría, Rumania y Polonia de la tiranía soviética. Ni más ni menos, en un mundo muy distante de aquel.

Lo que hacen los partidos que van al Foro de San Pablo es mantener viva la idea de la revolución, que es, ante todo, otra gran mentira. Solo pueden mantenerla con violencia y corrupción.

Como ha sucedido siempre en democracia en el Uruguay, hombres como el Sr. Andrade hacen campaña, son candidatos y hombres libres. La democracia le permite ejercer estos derechos como a todo ciudadano.
¡Si fuese al revés, yo ni siquiera estaría escribiendo este artículo!