Los casos de abuso de autoridad por parte de (malos) funcionarios policiales han existido siempre. Lamentablemente, no hay organización ni profesión exenta de violentos. Ni la LUC ni el gobierno de coalición propician conductas de abuso que, cuando han sido demostradas, se han sancionado con todo el peso de la Ley. Decir lo contrario, es llevar la campaña del referéndum a un terreno de deslealtad política poca veces visto.
En las últimas semanas, un grupo de malos policías fue noticia por dos hechos repudiables. Por un lado, un caso de violación, por el que los funcionarios ya fueron dados de baja mientras cumplen prisión preventiva, y por otro, un hecho de agresión física a dos jóvenes por parte de dos uniformados, a los que ya se les inició un sumario mientras se expide la justicia competente.
Como buitres, varios voceros del SÍ aprovecharon la ocasión para culpar a la LUC por estos casos. Palabras más palabras menos, se ha dicho y repetido hasta el cansancio que la LUC habilita "excesos policiales", como los mencionados. No obstante, a juzgar por el resultado de los casos en los que se ha comprobado abuso, la evidencia indica todo lo contrario.
Digámoslo claramente: la LUC y el gobierno respaldan al buen policía, al tiempo que aplican todo el peso de la Ley contra el malo. Decir lo contrario, es faltar a la verdad. Tanto es así, que los propios funcionarios policiales, nucleados en el Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo, donde ocurrieron los sucesos mencionados, emitieron un comunicado aclarando los hechos:
"La LUC no habilita a que el policía se extralimite en el uso de la fuerza. El policía que actúa profesionalmente debe saber dónde están sus límites. La violencia desmedida se repudia siempre. Hay excepciones como en todos los ámbitos, las hay con y sin LUC, pero en 33.000 funcionarios no son la regla. La regla son los que denuncian estas prácticas por su vocación de servicio y entrega al prójimo. Son los que salvan vidas a diario, cuidan al más débil y enfrentan al delincuente arriesgando su vida por la sociedad."
En definitiva, la LUC, lejos de propiciar los excesos, protege a los buenos policías. Intentar derogarla, utilizando como excusa las conductas de abuso de malos policías -que se han dado y lamentablemente se seguirán dando, con o sin LUC- es subestimar a la gente.