Por Julio María Sanguinetti
Pese a los agoreros, la Coalición Multicolor logró articular su presentación electoral en Montevideo de la mejor forma posible, trasmitiendo una imagen de auténtica renovación y de unidad política para lograr el cambio y cortar la continuidad de un frenteamplismo tan agotado en la gestión capitalina como en la nacional.
La Coalición Multicolor ha definido su candidatura para la Intendencia de Montevideo. Ha optado por un solo candidato y pensamos que eso es lo mejor. ¿Por qué? Porque habida cuenta de que ninguno de los posibles poseía una fuerza política propia, el elegido (en este caso, la elegida) irrumpe con el vigor que le da el consenso de todos los partidos. Esta unidad contrasta, a su vez, con un Frente Amplio muy dividido y que ofrece menos de lo mismo. Menos porque son los mismos candidatos (salvo el Dr. Álvaro Villar) pero golpeados ya por los avatares de la política. El ingeniero Martínez no solo perdió la elección, sino que fue muy cuestionado internamente, anunció su retiro, luego su retorno y ahora no cuenta ni con el Partido Socialista al que pertenece. La ingeniera Cosse adolece de algo parecido.
En ese panorama aparece la figura de Laura Raffo con la luz de la novedad, del viento nuevo, de la montevideana que expresa la voluntad de cambio de una ciudad que, de una buena vez, debe adaptarse a sus nuevas realidades. Es una economista respetada que, pese a su edad (46 años), tiene ya una larga actividad en empresas importantes.
Por otro lado, es muy conocida por su capacidad didáctica para exponer temas complejos. Su conocido libro “La economía al alcance de todos” la refleja, precisamente, en esa dimensión, que es muy reveladora porque solo el que mucho sabe puede exponer claro y breve.
Al mismo tiempo, su presencia en la televisión le da, también, un conocimiento muy general, y su militancia en la promoción femenina en el trabajo empresarial ha sido ampliamente reconocida.
En suma, es una candidata moderna para tiempos de cambio. Y por eso mismo ha recibido una acogida muy favorable en la opinión pública y los medios de comunicación.
Le acompañarán, en su suplencia, algunas figuras ya muy conocidas, cono el Dr. Andrés Ojeda, que fuera edil, con larga militancia batllista y amplio reconocimiento en su carácter de penalista. También el periodista Gerardo Sotelo, recientemente incorporado a la militancia en el Partido Independiente, con una opinión siempre respetada en los debates de ideas.
La pregunta es qué posibilidades hay de revertir la hegemonía de tres décadas del Frente Amplio en la capital. Y ellas están, en la medida que la demanda de un cambio ha ido creciendo. El Frente Amplio, muy agotado en la conducción nacional, lo está también en la Intendencia montevideana. En la elección de octubre logró una corta mayoría, de poco más de veinte mil votos frente a la sumatoria de los partidos que hoy integran la Coalición Multicolor. No estamos hablando de algo inalcanzable, entonces.
Por cierto no es fácil, pero tampoco lo era construir la alternativa que ganó la elección y hoy organiza un nuevo gobierno. Las dificultades se fueron superando y el resultado está a la vista.
Tenemos que reconocer que en los partidos tradicionales no hubo movimientos municipales importantes, con vocación de permanencia, tanto en lo político como en lo técnico. Figuras individuales sí, pero no movimientos. En el interior, en cambio, el panorama es muy distinto, quizás porque gobernantes blancos y colorados han estado a cargo o con posibilidades de estarlo y se han volcado mucho más a ese esfuerzo. En Montevideo, recién en los últimos meses, cuando la elección interna, y ante la perspectiva electoral cercana, se motivaron grupos dedicados al tema. En cualquier caso, hay buena gente, que apoyará a la candidata en su carrera hasta el palacio concebido por Cravotto.
Nuestro Partido asume un gran compromiso. Volvemos a ser decisivos tanto para la Intendencia, como para la Junta Departamental y los municipios. Sumadas en el lema del Partido Independiente, todas las fuerzas de la coalición podemos abrir un nuevo tiempo para esta ciudad maravillosa, que los urbanistas batllistas de la primera mitad del siglo XX pusieran de cara al mar y trazaron las líneas básicas de su organización. Estos últimos años han sido de burocratismo y mediocridad. En 15 años, son muy puntuales los aciertos, como la Plaza Seregni o la restauración del Mercado Agrícola, por ejemplo, e innumerables los desaciertos, por la falta de una visión amplia de una ciudad moderna para estos tiempos. En todo nos hemos quedado en el medio, conservando a medias lo que había que conservar del patrimonio urbano e impulsando —también a medias— la mayoría de las cosas que había que hacer. Se recauda U$S 1.231.000 diarios. Es 23% más que cuando llegó el Frente Amplio al gobierno capitalino. Los montevideanos pagamos, cada uno, 325 dólares por año y sufrimos de un tránsito caótico, un transporte caro y mal organizado, una limpieza mediocre, barrios abandonados, ruidos que agraden barrios residenciales y ocurrencias urbanísticas tan estupendas como la que mamarracheó la preciosa Plaza Zabala.
A intentar, entonces, la reconquista de Montevideo. Es una empresa política desafiante, que vale la pena intentar, con brío y pasión.