¡Colorados, a las cosas!
Por Julio María Sanguinetti
Los colorados no podemos perder tiempo en disputas en torno al ayer. El compromiso con el futuro es lo único que importa.
En 1939, Ortega y Gasset, preocupado por las discusiones políticas argentinas, dijo una célebre conferencia en que enfáticamente, reclamó: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias. No advierten ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas”.
Hoy, 2014, nos viene esta invocación a la memoria para hacérsela a nuestros correligionarios colorados y batllistas, a los que nos representan en el Parlamento, a los que hemos votado y queremos seguir votando.
La mala votación del Partido no nos puede arrastrar a reproches o a cuestionamientos que aunque respondan a la mejor intención, no interpretan el momento político y psicológico. Nuestra gente está triste por la situación y hoy solo espera de todos nosotros, y en especial de quienes tienen la responsabilidad principal de conducción, seguir un camino claro y constructivo.
De aquí al 30 nuestro compromiso moral es luchar por el voto a la fórmula Lacalle-Larrañaga. No es un voto por el Partido Nacional sino por la causa republicana, para que no prospere la negación de la crisis educativa, para que no sigamos con el conformismo frente a la violencia que campea en la sociedad, para que no sea la marihuana la respuesta a los vacíos o temores de los jóvenes, para que “la política no esté por encima de la ley”…
La campaña colorada ha sido honrosa y levantada. Tirios y troyanos así lo dijeron. En el medio político se reconocía que Pedro Bordaberry lucía como el candidato más solvente. También que José Amorín debatía con inteligencia. Se lo agradecemos todos. Y si los resultados no han sido los que esperábamos, tenemos que asumir ahora nuestras primeras responsabilidades con altura y mirar hacia delante.
Estamos enfrentados a un compromiso de honor. Hay que salir a buscar a la gente. A explicarle. Y cuando el periodismo político nos pregunta sobre nuestras diferencias internas, hay que decir clara y rotundamente que no estamos más para discutir en público asuntos de familia sino para construir y que ahora, en nombre de nuestras propias causas, estamos procurando que el Frente Amplio, que ya tiene mayoría parlamentaria, no quede solo en el escenario. Después vendrán las elecciones departamentales y tenemos dos intendencias a defender y algunas más para reconquistar. Es otra instancia, es otro juego, donde si se actúa con inteligencia, se pueden cosechar mejores resultados. Y a partir de allí comenzará otro período.
Esos son los desafíos que tenemos por delante. A ellos debemos servir. Las discusiones sobre el pasado interno no interesan. Lo que todos queremos ver es un camino de futuro que ya debe comenzar a construirse cumpliendo los deberes principales. Tenemos causas permanentes para luchar y ellas están por encima de cualquier resultado circunstancial.
Colorados, a las cosas… ¡Arriba corazones!
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