Suerte para el país que la crisis la enfrenta un gobierno que tiene mano firme y un rumbo claro y que no les corresponde a las anteriores autoridades la responsabilidad de la conducción. El gobierno del Frente Amplio ignoró la entidad de la pandemia y no tomó ninguna medida de precaución, pero ahora sus integrantes siguen dando consejos y opinando con un protagonismo imaginario, cuando deberían llamarse a silencio, lo que significaría la mejor contribución que pueden hacer ante los actuales desafíos.
Es contradictoria y débil la actuación de la oposición. Del caceroleo pasó rápidamente a la "mano tendida", quizás al leer las encuestas que demostraron que la población aprueba con una mayoría contundente la actuación del gobierno y la gestión del presidente Lacalle, en este primer mes en el que sorpresivamente se ha encontrado con la enorme crisis del coronavirus.
Un grupo de "notables" y un "comité de científicos" frenteamplistas se vienen reuniendo para dar consejos al gobierno y elaborar un "plan estratégico nacional". Son los mismos gobernantes irresponsables y omisos que hasta el 29 de febrero incumplieron sus obligaciones y ahora reclaman que el gobierno se haga cargo del sustento -según la propuesta del senador Olesker- de 320.000 familias que no tienen cobertura del BPS y que, por lo tanto, no accederán al seguro de paro. La circunstancia es patética por donde se le mire. Los mismos que desfondaron al Estado y dejan un déficit fiscal del 5% del PBI, los mismos que derrocharon los dineros públicos en aventuras como las de Ancap o el Antel Arena, vienen ahora a indicar, irresponsablemente, que el Estado cubra los vacíos. Además, por boca de los propios protagonistas que hace unos días sostenían que gracias a sus políticas se había terminado la informalidad y que todos los trabajadores hacían sus aportes y tenían, por lo tanto, las contrapartidas de las coberturas, nos venimos a enterar que hay por lo menos 320.000 familias -un millón de personas, o más- que están desamparadas. La confesión de los propios exgobernantes, tras quince años de "progresismo", es francamente dramática.
El Estado va a cumplir con sus obligaciones en todo lo que pueda, pero no porque así lo solicite el decadente elenco de frenteamplistas "notables", sino porque esa es la iniciativa del gobierno, que se ha adelantado a tomar todas las medidas necesarias antes de que los sabelotodo se las indiquen. La flexibilización del seguro de paro, los fondos especiales para el MIDES, la postergación de los vencimientos de las obligaciones, las líneas especiales de crédito y una batería muy amplia de incentivos y respaldos para los sectores más vulnerables, entre los que se encuentran los núcleos de informales olvidados por las anteriores autoridades, son algunas de las iniciativas ya asumidas por la actual administración, que ha actuado con rapidez, responsabilidad y enorme sensibilidad. La internación voluntaria de las personas que duermen en la calle es un testimonio elocuente de cómo el actual gobierno encara y resuelve los problemas, en contradicción con la inacción irresponsable y meramente discursiva que prevaleció hasta hace poco.
El presidente Lacalle mostró jerarquía y paciencia al recibir a la delegación frenteamplista, aunque se permitió recordar que durante mucho tiempo el Dr. Vázquez no respondió a su solicitud de audiencia. Pero más allá de ese hecho, lo que importa es ver a un gobierno en acción, que en lo principal viene aplicando una política sanitaria que se distingue hasta ahora por mantener contenida a la pandemia y que registra resultados moderados, mejores sin duda que los guarismos que pueden mostrar grandes naciones. La rápida respuesta de las autoridades, que suspendieron los espectáculos públicos cuando recién había cuatro casos de coronavirus y las clases de enseñanza al verificarse los seis primeros casos, es demostrativa de que el gobierno actúa con responsabilidad y con eficacia.
Sigamos así, dedicándonos a las cosas importantes y sin detenernos en los discursos que algunos "notables" trasnochados se empeñan en pronunciar.