Por Julio María Sanguinetti
El Frente repite y repite. Lo ha hecho toda la vida y en términos generales ha tenido bastante éxito. Suele instalar medias verdades, falsedades, exageraciones y como su virtud es la reiteración machacona, por lo menos alinea a los propios y genera duda en los demás. Donde ve algún espacio para introducirse, allá va...
El caso de la inseguridad es bien claro. Su relato comienza diciendo que habíamos prometido la solución mágica a la crisis que nos dejaron y que ahora la coalición fracasa. No es así: al debatirse el tema en la LUC insistimos en que el supremo objetivo era detener la escalada delictiva que año a año había ocurrido desde la llegada del Frente Amplio y que, en materia de narcotráfico, si se le lograba golpear con efectividad, la tarea estaba cumplida con éxito.
Pasados tres años del gobierno, podemos pasar raya y dimensionar lo ocurrido. Por suerte hay datos y estadísticas, llevadas por los mismos funcionarios que lo hacían con el gobierno anterior. Para empezar, digamos que el Frente llegó al gobierno con 7 mil rapiñas y en el 2019, su último año, eran 30.632, mientras que en este año que pasó fueron 23.419. No es el ideal, pero la mejoría es importante y medible. No sólo se paró la escalada, sino que comenzó a revertirse.
Lo mismo ocurrió con los hurtos, que de 140.018 en 2019 se ha bajado a 113.954 en 2022. O sea, un 26 % menos.
Dicho de otro modo, si este año pasado, comparado con el 219, hay 26 mil hurtos menos, 7 mil rapiñas menos y 11 homicidios menos, estamos en las antípodas del "far west" del relato frentista.
Todo esto es claro y no debería provocar discusiones.
La mayor atención pública ha estado en los homicidios. Especialmente por su crueldad. Y ahí nos encontramos con que su número no ha bajado, pero tampoco ha subido. El record lo tuvo el Frente en 2018, con 421 homicidios. Al año siguiente, en 2019, fueron 394. Este año que pasó fueron 383, marcando una suba sobre el 2021 (306) pero dentro del mismo nivel.
Lo importante es que, al interior de ese número, hay un cambio cualitativo muy importante. Han bajado los homicidios derivados de rapiñas o hurtos, de 50 y 46 en los dos últimos años del Frente a 27 y 15 respectivamente en 2021 y 2022. Lo mismo ocurre con los homicidios en comercios derivados de rapiñas, que habían sido 10 y 12 en los dos últimos años del frente y 1 y 3 el año pasado y el anterior. O sea que la mayoría de los homicidios ocurridos se ubican en el área de los delitos de narcotráfico, que, si moralmente valen lo mismo, muestran que la acción de patrullaje y la mayor presencia policial, han logrado mejorar la situación de la vida cotidiana de la población.
En cuanto a la cantidad de personas privadas de libertad, estamos en 14.936 frente a 11.525 del 2019. No es un número que reconforte, por cierto. Las cárceles están saturadas y no se pueden atender del mejor modo. En todo caso, sin embargo, hablan de la eficacia de la policía en la persecución del delito. Lo mismo puede decirse de las incautaciones de cocaína, pasta base y marihuana, que han crecido en los años de este gobierno, en que se desarticularon 431 bocas y se tapiaron 88. En este ámbito, se registra también una fuerte lucha entre los delincuentes por ocupar los espacios de venta, a raíz, precisamente, de una mayor acción de la autoridad en la sacrificada tarea represiva.
Debe recordarse también que el Ministerio puso en marcha un plan de prevención que, en consulta con todos los partidos políticos, se ha ido progresivamente instalando. Es una acción a largo plazo, que apunta a las causas del delito y que no ha merecido cuestionamientos importantes.
Los números muestran con claridad la situación. Han ocurrido algunos casos muy particulares, pero, en el conjunto del país, no se puede ignorar la mejoría. Esto quedó claro en la interpelación al Ministro Heber, en que el Frente discutía, como es su costumbre, ignorando su legado de crisis. Tienen los records de homicidios y rapiñas, pero igualmente hablan y acusan, apuntando a la desinformación de la ciudadana.
Desgraciadamente, en esta tarea de confusión, ha colaborado un socio de la coalición, Cabildo Abierto, que dice tener un programa que no difiere demasiado de lo que se está haciendo.
Se hace imprescindible, entonces, enfrentar esa constante prédica negativa, con la reiteración de estos resultados, incuestionables, objetivos, que están más allá de toda valoración subjetiva o emocional. Por supuesto, en esta materia no hay milagros.
La utopía de sociedad sin delito no ha bajado a la tierra ni aun en los relatos bíblicos.