Encuestas y climas
Por Julio María Sanguinetti
Más que los números concretos de las encuestas, lo relevante son las tendencias que éstos marcan y el clima que se percibe. Ambos —tendencias y clima— dan cuenta de un Partido Colorado consolidándose y en franco ascenso, con perspectivas ciertas de llegar eventualmente a la segunda vuelta.
Bien sabemos que nuestro mundo hoy se mueve al compás de los volátiles estados de ánimo. Fenómenos como Sartori o el general Manini, de tan rápida instalación, difícilmente se hubieran dado hace algunos años, cuando las pertenencias partidarias eran mucho más fuertes y el llamado electorado “flotante” no pasaba de un diez por ciento. Pese a todo, los partidos resisten y su voto identitario, de pertenencia, si bien no es lo de antes, es mucho más que lo que se ve en estos tiempos en la región o en nuestros referentes europeos, España, Italia, Francia, aquejados de fuertes divisiones y una dificilísima gobernabilidad.
La “opinión pública”, ese monstruo sin cabeza que se expresa a través de encuestas, asume un protagonismo propio. Y la ciudadanía las lee, a través de titulares, que suelen lucir contradictorios; especialmente cuando se comparan encuestas diferentes, divulgadas en momentos distintos y, con ligereza, se piensa en bajadas o subidas que no lo son tanto. Naturalmente, cuando se ven más o menos alineadas unas y otras, con métodos distintos, hay que reconocer que se trata de una tendencia.
Lo vivimos en el Partido Colorado el año pasado. En marzo, andábamos entre 3 y 7%, con el consiguiente desánimo de una dirigencia en aquel momento sin la conducción de un liderazgo o una autoridad partidaria activa. Así fue que nació Batllistas, provocando rápidamente una reacción, tanto en las encuestas como —sobre todo— en el ánimo de la gente. Vino luego la interna, donde la candidatura de Ernesto Talvi logró consagrar una idea de renovación, que alcanzó apoyo mayoritario. El hecho es que hoy las mismas firmas encuestadoras le atribuyen al Partido Colorado una intención de voto que anda entre el 19% y el 22%. Lo más importante es que todas marcan una línea de ascenso, una tendencia constante en esa dirección. De allí que los análisis politológicos que dudaban del futuro colorado, ahora reconocen que aún tiene chance cierta de entrar al ballotage.
Como hemos comentado en CORREO, la reciente Convención, que completó la fórmula presidencial con la figura del Prof. Robert Silva, marcó claramente el resurgimiento partidario, en un clima de fraternidad entre las tendencias. Luego vino el acuerdo de Batllistas con Uruguay Batllista, configurando así el reencuentro de las tendencias históricas cuya vigencia volvía a ratificarse. Fuimos el 46% en la interna, nos acompañan el grupo de gente de mayor conocimiento y experiencia en el manejo de los asuntos del Estado y representamos la reafirmación del tronco central del Partido. Como hemos dicho, los necesarios procesos de renovación son claveles del aire que se los lleva fácilmente el viento sino se afincan en sólidas raíces; del mismo modo, el viejo tronco, si no tiene el brotar novedoso de hojas y frutos nuevos, se esclerosa y seca. Es tan necesaria la renovación como la afirmación del patrimonio de valores, ideas y experiencia, que da la garantía de una sólida continuidad.
En el interior ya se han dado entendimientos muy positivos, como en Maldonado y Paysandú, que ratifican esa confluencia de las tendencias batllistas. En Montevideo, la Lista 2000 inicia hoy su campaña para marcar ese aporte del que hablamos. La fórmula Talvi-Silva se ha instalado en la esperanza de cambio que alienta la sociedad uruguaya y con entusiasmo y lealtad la estamos acompañando para ofrecerle ese capital fenomenal de dirigentes de todo país que mantuvieron vivo al Partido en los tiempos difíciles y protagonizaron luego la remontada inicial del mismo.
Más allá de encuestas, importa mucho el clima. Recorre los 19 departamentos un sentimiento generalizado de optimismo sobre el futuro del Partido Colorado. Es incuestionable su protagonismo. Las posibilidades de alcanzar la victoria no suenan utópicas sino posibles. Falta poco. Es la hora de que todos aportemos para que el país pueda realmente cambiar.
Se recibirá un país hipotecado, con un 10% de desocupación, un 5% del PBI de déficit y una deuda pública triplicada en estos 15 años. Una crisis incuestionable en la seguridad ciudadana genera desasosiego, mientras el mundo de la droga, al que se le abrió espacio irresponsablemente, nos sacude en todas sus dimensiones, desde la salud hasta la imagen internacional.
La esperanza es cierta. Pero hay que salir a buscarla con esfuerzo y trabajo. Todos los ciudadanos pueden aportar, de un modo u otro. Esa es ahora la convocatoria.
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