“Inmediatismo sectario”
Por Julio María Sanguinetti
La declaración del astorismo en el debate por los llamados “cincuentones”, ha puesto en blanco y negro lo evidente: que poseen, con sus correligionarios, “visiones claramente diferentes acerca de la realidad nacional e internacional”. Que por eso el Frente Amplio vive una “etapa crítica”, afectado de un “inmediatismo sectario”.
Para quienes estamos lejos del Frente Amplio por profundas razones de principio, esa situación es obvia desde hace muchos años y crítica desde el momento en que, pasada la formidable bonanza internacional del 2003 al 2013, hubo que administrar recursos y ahí quedó en evidencia la fractura ideológica fundamental. Hasta ese momento, todo se arregló con dinero, acallando reclamos, tapando agujeros, haciéndose los distraídos con barbaridades sustantivas de efecto a mediano plazo.
Ahora hay que vivir una realidad internacional, que por cierto no es muy negativa pero que ya no es rumbosa y entonces todo se hace difícil. La diferencia estalló a propósito de ANCAP y los U$S 800 millones del agujero cavado prolijamente por el compañero Sendic, con la complicidad de todo el gobierno mujiquista, campeón mundial de la actuación desprolija, de la falta de reglas, de la improvisación como norma. Allí el choque fue financiero, político y moral. Ahora ha pasado a ser ideológico, a propósito del tema jubilatorio. Ya lo era en mil y un asuntos, pero en este momento la fractura está expuesta, no hay ortopedia posible.
El choque con Murro no es de ahora. Estuvo en contra de la reforma de la seguridad social de 1995, nunca asumió que el gasto público en ese sector no puede llegar a ser la mitad de todo el Estado, nunca entendió que el único modo de hacer justicia social es con una economía de mercado activa, que los déficit no ayudan a los necesitados, que el ahorro individual no es un prejuicio burgués sino una de las primeras expresiones de la libertad, aquella de que quien trabaja pueda conservar el producto de su esfuerzo y no ser usurpado por un colectivismo que en nombre de la solidaridad termina perjudicando a todos
El “inmediatismo sectario” es justamente la definición misma del andar del Frente Amplio. Se hizo inmediatista una vez que su sueño de largo de plazo se derrumbó: la economía socialista fracasó, la Europa del Este se vino abajo, Rusia se pasó al capitalismo más furioso, China está en la economía de mercado, la deuda externa hubo que atenderla (más aún cuando se precisa crédito para solventar déficit), nacionalizar la banca y el comercio exterior ya no se le ocurre a nadie salvo a Maduro... con la catástrofe consiguiente. Una vez que se desvaneció todo, ¿qué le quedó al Frente Amplio? Atender demagógicamente los reclamos sectoriales momentáneos. Tuvo suerte: pudo hacerlo por la bonanza que sobrevino cuando el país estaba saliendo ya de una crisis resuelta con efectividad por el Partido Colorado (aunque a un alto costo político).
De ese vacío ideológico nació el “inmediatismo”; del remanente de las viejas doctrinas quedó el “sectarismo”, el autoritarismo, la intolerancia, lo propio de todas las corrientes del marxismo y sus aledaños, que a lo largo de medio siglo fungieron de monopolistas de la justicia social. Desde esa presunta altura moral, despreciaron a todo el que pensaba distinto. Ese sectarismo cerril, hoy formalmente bastante edulcorado, está siempre presente. Decimos “formalmente” porque no están ya las palabras gruesas descalificatorias, propias de los viejos tiempos (imposibles de usar luego de la caída del Muro de Berlín), pero sigue existiendo, en sustancia, ese exclusivismo sectario del que con razón de siente víctima el Ministro Astori.
Ahora le han tirado un mendrugo, le rebajaron en algo el gasto prometido en jubilaciones y se cayeron todas las razones de principio por las que la propuesta era mala. Las renuncias anticipadas no han quedado en nada y se sigue aumentando el déficit, o sea, aprontándose para otro ajuste (ya van tres) que pagaremos en impuestos o tarifas.
Mucha gente empieza a abrir los ojos ante esta realidad. Alguna gente frentista ingenua e idealista, alguna otra simplemente votante del Frente en la opción “moderada” de Astori, que está claro que no logrará cambiar esa realidad de fondo. Estos últimos son los que han mantenido la mayoría absoluta del Frente Amplio, con la adhesión de quienes nunca debieron estar allí. Felizmente se vislumbra un cambio.
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