Los tres intendentes frentistas han largado la carrera a las presidenciales anticipadamente. Se los ve por todos lados, opinan de todos los temas, dicen tener las soluciones para los principales problemas de los uruguayos. Sin embargo, sus coterráneos sufren la ausencia de gestión. Cosse, en Montevideo, no ha solucionado ninguno de los problemas de una ciudad que se presenta como la más sucia y descuidada del país; Lima, en Salto, ha impedido las inversiones que dejan a su departamento con el índice de desocupación más alto; Orsi, en Canelones, montó una agencia de colocaciones con el dinero de los contribuyentes.

"Si en algo ayuda a avanzar en la discusión, yo voy a asumir la responsabilidad que tenga que asumir por cinco años [frente a la Intendencia de Montevideo]", respondió Cosse en 2020 al ser consultada sobre su eventual candidatura futura a la presidencia. Para quienes conocemos la trayectoria de Cosse, su proceder político, el incumplimiento de su primera promesa no nos sorprende. Tampoco nos llama la atención que, en tres años de gobierno, la ingeniera no haya resuelto los principales problemas del departamento.

La de Cosse, es la sexta administración frenteamplista consecutiva que promete lo mismo. Ya pasaron poco más de tres décadas y seguimos esperando ¿Cuáles son los cambios que la administración Cosse realizó en Montevideo? ¿Dónde están las reformas estructurales? ¿Ya solucionó los problemas asociados a la falta de limpieza? ¿Bajó el boleto? ¿Arregló las carencias de alumbrado público, los pozos de las calles y las veredas? ¿Qué tal el tránsito y el estado de los espacios públicos?

Por supuesto que no cuentan como reformas estructurales colocar consignas "progres" en la fachada del edificio municipal, pintar los semáforos de color verde y usar el dinero de los contribuyentes -casi dos millones de dólares diarios de recaudación, de lunes a domingo- para contratar a compañeros desempleados y trasmitir la NBA.

Es un hecho, la intendente Cosse es una jerarca ausente. En los últimos tiempos, la hemos visto pasear por el exterior, concediendo entrevistas a medios, criticando al gobierno nacional, sin siquiera mencionar -al menos para mandar saludos- al departamento por el que fue electa. Mientras Montevideo se cae a pedazos, aunque nos duela decirlo, Cosse recorre el interior -en coches oficiales que pagan los montevideanos- en busca de votos para octubre de 2024.

Muy cerca de la capital tenemos al otro gran ausente, el intendente canario Yamandú Orsi. Al igual que Cosse, Orsi ya largó, aunque no lo haga "oficial". Desde principios de año, el Orsi conciliador y afable desapareció. Ahora se muestra combativo en su crítica al gobierno, recorriendo el país imitando el tono lento y chabacano de su padre político, el expresidente Mujica. Sus declaraciones acerca de los sucesos del IAVA, atacando directamente al Presidente Lacalle, son una prueba irrefutable de su nociva conducta política actual.

Mientras Orsi recorre el interior de la mano de Mujica y hasta tiene tiempo de visitar al Papa Francisco, Canelones enfrenta los mismos problemas que Montevideo. Falta de saneamiento, problemas en la gestión de residuos, fallas en el transporte, estado calamitoso de calles y veredas (en donde hay suerte de que existan), alumbrado público, entre muchos otros. Tanto es así, que ediles de su propio partido, como el Sr. Yamandú Costa, le han sugerido que "es tiempo de gobernar y no de precandidaturas".

Por si fuese poco, otro de los cuestionamientos de sus propios correligionarios refiere a la agencia de colocaciones que armó Orsi con el objetivo de comprar apoyos de cara a octubre de 2024. Como analizábamos en la edición anterior de Correo, las denuncias de "pago de favores políticos" se han vuelto recurrentes. De acuerdo a la información divulgada por El Observador, desde 2022, el intendente canario ha firmado 44 designaciones directas, de las cuales 11 han sido reservadas para ex dirigentes de otros partidos (blancos y colorados) que se cruzaron de vereda y apoyan decididamente la candidatura del mujiquista a la presidencia de la República. El resto, son de su sector o de sectores del Frente Amplio que también han manifestado su apoyo.

Si miramos hacia el norte, la situación es igual de nefasta. Según denuncian desde Salto muy recurrentemente, es un "milagro" cruzar al intendente en el departamento. Y a juzgar por sus redes sociales, es indiscutible. El propio jerarca sube fotos recorriendo el país. Mientras tanto, sus coterráneos denuncian el nulo mantenimiento de los espacios públicos, las calles, los basurales, la falta de ómnibus los fines de semana, entre muchos otros.

El "clan Lima", del intendente Andrés y su hermano Álvaro, diputado frenteamplista, gobiernan Salto -y pretenden continuar haciéndolo- a punta corrupción. Mientras Salto es uno de los departamentos del país que sufre mayor desempleo, producto de la negligencia y el dogmatismo de los hermanos Lima -que se oponen a las inversiones que pretenden instalarse en el departamento-, recientemente se conoció la noticia de que el intendente, que en su primer mandato tuvo a su esposa como subdirectora de Recursos Humanos, contrató a su cuñada como Grado 3 en la escala de sueldos, por designación directa y percibiendo un salario que ronda los $ 40.000 por 40 horas de trabajo (que, por cierto y para colmo, nunca cumplió).

En definitiva, está en nuestra militancia dejar en evidencia que estos son los candidatos del Frente Amplio. Tres intendentes ausentes que no han logrado solucionar los problemas de sus departamentos y pretenden solucionar los del país. No tienen nada bueno que ofrecer, ni siquiera esa supuesta garantía de unidad, de la que tanto se vanagloria la izquierda. Recuerde el lector que Cosse y Orsi prefirieron darle la presidencia del Congreso de Intendentes a un intendente blanco en lugar de a su correligionario Lima.