Por Julio María Sanguinetti
El 22 de diciembre pasado anunciamos que el 1º de marzo de este 2024 electoral, dejaríamos la Secretaría General del Partido Colorado que hemos desempeñado hasta ahora con lo mejor de nuestro esfuerzo. Le tenemos que agradecer muy particularmente a todos los miembros del Comité Ejecutivo, a los Pro-Secretarios de las diversas Comisiones y naturalmente al sacrificado personal que, con pocos medios, mantiene viva la actividad partidaria, desde lo electoral hasta lo edilicio. Publicamos entonces una columna, bajo el título de "Personal e intransferible", que hoy reproducimos, ya que poco o nada tendríamos que agregar o quitar a lo que dijimos entonces.
El lunes 27 de mayo del 2018 iniciamos una gestión que en la perspectiva del tiempo ha adquirido una dimensión mayor. No teníamos entonces representación partidaria alguna. Fue una iniciativa personal que pretendía instalar en los líderes del Partido Nacional, Dres. Lacalle Pou y Larrañaga, la idea de un proyecto de coalición. Se trataba de construir una alternativa al Frente Amplio, que lucía agotado de ideas y reacciones. Su acogida fue muy favorable y lo más importante es que la prensa le dio a la reunión una gran trascendencia, al punto de incorporar la idea en la agenda diaria.
Lo que vino después, lo sabemos. Vinieron las elecciones internas, el Economista Talvi obtuvo la mayoría y nos visitó para buscar un entendimiento que no le reconociera a Batllistas, la segunda fuerza, la candidatura la Vicepresidencia. Como compensación, me ofrecía personalmente su apoyo para ocupar la Secretaría General del Partido. Aceptamos todo y así llegamos a una elección, en la que fuimos decisivos. Se estrenó el gobierno con la sorpresa de la pandemia y allí estuvo el Partido Colorado como parte activa de la administración en roles sustantivos.
Nuestra presencia en la LUC, la campaña nacional que llevó adelante el Partido, fue decisiva, al punto que, en Rivera, donde teníamos la mayor responsabilidad, se obtuvo una mayoría mayor que la diferencia favorable que obtuvo la ley en el país. Realmente nos sentimos muy orgullosos de lo que se hizo en aquella campaña, coordinada en nuestro caso por los diputados Felipe Schipani y Conrado Rodríguez. Me ocupé personalmente de la publicidad, con enormes ansiedades, porque observaba que muchos dirigentes oficialistas importantes no advertían que estaba en juego la legitimidad misma del gobierno.
El retiro del Economista Talvi le impuso al Comité Ejecutivo del Partido, y a la Secretaría General como consecuencia, la misión de sustituir la ausencia del liderazgo personal que tenía quien se había consagrado en las urnas. La relación con el gobierno, la difusión pública de nuestras posiciones, el debate constante, la presencia de figuras de la Administración en contacto con el Comité Nacional, fueron nuestras tareas principales. Contamos con mucha ayuda y comprensión de todo el Ejecutivo y particularmente del Prosecretario Tulio Tartaglia y la Tesorera Maureen Bidart.
Aunque parezca trivial, pusimos mucho empeño en nuestra Casa del Partido, cuya atmósfera cambió con obras de arte extraordinarias como el Mural de Battegazzore, que le dio a la entrada un aire de modernidad. Al mismo tiempo renovamos la Sala de la Convención con una suerte de altar laico que configuramos con un gran retrato de Don Pepe, de 1903 y sus documentos personales más significativos.
El próximo 1º de marzo se cumplen los 4 años de gestión y se inicia el proceso de renovación. Por eso decidimos anunciar que dejábamos la Secretaría General. Para nosotros es el cierre de un período que sentimos muy fecundo en nuestra vida política. Tan importante como lo que fueron las horas de triunfo, porque se logró el retorno de las fuerzas tradicionales al gobierno.
En este lapso mantuvimos una estrecha relación con nuestra gente en el gobierno, con nuestra dirigencia y naturalmente con el presidente de la República Dr. Lacalle Pou, que generosamente nos ofreció su confianza, construyéndose una relación personal, más allá de nuestros deberes políticos. La distancia generacional no fue un obstáculo para mantener ese vivo espíritu de colaboración y aun de intimidad personal.
Al llegar a este 1º de marzo, entonces, queremos poner punto final a esta etapa. Confiamos en que se comprenda su razón. Muy generosamente, compatriotas muy distinguidos ya han manifestado su opinión de que debiéramos seguir, pero en lo personal, deseo que sea así. Viene ahora, además, la campaña interna y el recambio partidario y nacional. Por supuesto, seguiremos estando, en el Comité Ejecutivo y en el trajinar diario del Partido, con el mismo espíritu de siempre, pero relevado de esa representación muy honrosa.
Naturalmente, militaré con mi grupo, Batllistas, cuyo candidato es Tabaré Viera, pero inspirado en el mayor espíritu de confraternidad con todos los demás candidatos. En ellos hay calidades personales y confío en que la elección interna muestre trabajo y emulación, pero nunca rispideces personales. Nuestra participación será en la última línea de la lista que así nos haga el honor de incluirnos.
Somos optimistas. Nos gustaría pensar que el Partido acrecentara significativamente su caudal, o -en la versión más pesimista- que reproduzcamos el anterior, con cuatro Senadores que han dado al gobierno estabilidad y compromiso. Con esa presencia, muy seguramente la Coalición Republicana se impondrá a un Frente Amplio hoy dominado por el pensamiento clasista del PIT-CNT y los radicalismos trasnochados del Socialismo y el Comunismo, instalados en la anacrónica visión de los años 60'.
Todas las elecciones son importantes, pero ésta será muy señalada. O el país entra en la modernidad digital de los tiempos o nos quedaremos en el andén de la estación viendo cómo pasa el ferrocarril de la historia.