Edición Nº 1028 - Viernes 21 de marzo de 2025

¡Los puntos rojos!

Por Julio Aguiar Carrasco

¡Los puntos rojos!

La farsa electoral montada por Maduro hunde definitivamente a Venezuela. ¿Dirá algo el Frente Amplio?

Winston Churchil definía a Hitler como un aborto de Satanás. Si uno repasa la historia contemporánea, quizás solo Stalin merezca tal distinción.

Esta perfecta definición de Churchill, le queda grande a Maduro. De todos modos, estos dictadorzuelos merecen tener su propia lista, que tiene mucho de tragedia pero algo también de comedia ridícula.

Quizás una combinación de Norman Bates de Psicosis o Hannibal Lecter , Mr Bean o el Agente F 86, todos sumados.

Solo un psicópata monta un tinglado fraudulento como lo hizo el domingo pasado, ante los ojos de todo el mundo, el dictador venezolano.

Maduro no deja de hablar ni siquiera el día de la elección. Solo, con las cámaras oficiales, caminó y habló todo lo que quiso. Es difícil escucharlo no solo porque solo dice tonterías, sino que además tiene un tono de voz pausado y lentón que termina irritando.

El fraude electoral en Venezuela es enorme. Como latinoamericano, sentí vergüenza ajena, partidos políticos proscriptos, sin garantías para nadie. El Tribunal electoral no tiene representación opositora, con el Parlamento electo por el pueblo, clausurado, no hay la más mínima garantía.

Observando los circuitos electorales vacíos, la mímica de una gran movilización, que no existió, terminan el día con que habían ido a votar más del 40% de las personas.

Todo hecho con un descaro total. Con el tonto de Zapatero que, no conforme con fundir a España, ahora se cuelga del chavismo, seguramente por temas de dólares.

Los cubanos, que se quejan con razón del bloqueo americano, han sido, sin embargo privilegiados en ciertos aspectos. Primero, fue la URSS que la mantuvo durante tres décadas. Al caer el Muro de Berlín, Cuba vivió diez años muy duros, hasta que apareció Chávez. Hasta hoy, Cuba sigue siendo una privilegiada respecto del petróleo.

Le da, además, el know how a Venezuela de cómo debe sobrevivir a todo costo, el económico y el humano. Los cubanos saben mucho de esto, saben cómo hacerlo, están acostumbrados y lucharán hasta el final para que Maduro no caiga.

Hubo un detalle, no menor, que se mostró sin tapujos ni vergüenza, característicos de estos regímenes. Los llamados puntos rojos.

Se colocaron 14000 de ellos en toda Venezuela. Son lugares en donde la gente que tiene el carnet de la patria, o algo así, deben pasar obligatoriamente. Se supone que son los más carenciados.

Allí, su carnet es escaneado, luego de votar debe volver con el comprobante y allí le devuelven el carnet y le dan plata, alimentos, etc. Una compra de votos y conciencias lamentables.

Los puntos rojos y todas sus variantes, han sido utilizados por todos los regímenes de izquierda. Es una forma de democracia disfrazada, desvirtuada y violada, la democracia al estilo estalinista.

¿Cómo llegó Venezuela a esta situación? No ha sido de un día para el otro.

Todos los populismos latinoamericanos, desde Kirchner a Lula, fueron literalmente comprados por el petróleo venezolano. La corrupción ha sido histórica, casi sin excepciones. Los mandos de las FFAA venezolanas, comparten con Maduro los repartos en este sentido

De allí en más, nuestros países fueron acomodando el cuerpo para tratar de explicar como un país es una democracia cuando su gobierno clausura el parlamento.

Nuestro tímido Frente Amplio, dividido en mil pedazos, terminó haciendo declaraciones de todo tipo, confrontadas, sobre lo que era Venezuela. Como buena izquierda latinoamericana, fustigó la expulsión de Dilma y la prisión de Lula en el Brasil, pero fue muy timorato a la hora de criticar a Maduro.

Mientras esté Cuba detrás de Venezuela, el Frente Amplio nada hará. Lo que es penoso, dada la tradición republicana del país. Ahora, ¡volvemos a quedar aislados del Grupo de Lima!

Los puntos rojos sintetizan el sentir y el razonar de las izquierdas que mandan en el Frente Amplio. El fin justifica los medios, aunque ello signifique atropellar las más elementales libertades públicas.

Para la izquierda más radical, tupas y bolches, esto último es lo de menos. Está claro que bancan la democracia porque no tienen otra alternativa, recordando que hace 40 años, cada uno a su manera, trataron de destruir nuestro sistema democrático.

No hay que olvidar nunca que nuestro Continente no supo ni quiso reaccionar a tiempo. Maduro le echa todas las culpas a los Estados Unidos, pero nosotros, los latinos, tenemos una enorme responsabilidad por no saber o no querer lidiar con dictadores ridículos, que tanto daño nos hacen. Partidos políticos proscriptos, sin garantías para nadie. El Tribunal electoral no tiene representación opositora, con el Parlamento electo por el pueblo, clausurado.



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