Por Julio María Sanguinetti
Ni lo de antes era un infierno ni esto de hoy es la desventura frente a un paraíso prometido. Estamos entrando al tercer año del gobierno, faltan dos para la elección y todo el tiempo se habla de candidaturas. Será lógico a partir de la segunda mitad del año que viene, pero hoy resulta fuera de lugar, confunde, no deja razonar, ancla el pensamiento en las anécdotas y pone notas de sospecha sobre toda acción política.
No podemos ignorar que pasamos dos años de pandemia. Dos años, no uno como se pensó al principio. Y que ahora tenemos una guerra europea, que golpea en el mundo entero con suba de precios de los alimentos y los combustibles, que provocan una presión inflacionaria inesperada. Países desarrollados, que no pasaban del 2%, 3% , hoy superan el 8% como EE.UU.
Estamos ante circunstancias excepcionales. Nadie lo puede discutir. Sería necesario entonces tener una aproximación razonable a los temas que más nos acosan como país, si es que estamos pensando en su desarrollo real y no el cálculo de la próxima elección.
Los temas coyunturales se están atendiendo razonablemente bien, porque una política fiscal prudente ha permitido adelantar el aumento de enero para jubilados y funcionarios y tomar medidas como las que el equipo económico anunció el martes. No es poco dinero. Son 50 millones de dólares, que se sumarán a los 150 del segundo semestre por adelanto en el ajuste de enero de sueldos y jubilaciones. Por cierto, es inevitablemente insuficiente porque es imposible tapar el agujero que nos llega de afuera; nadie puede por decreto resolver un impacto de la magnitud que se sufre. Se trata, entonces, de atender, en lo posible, a los que más necesitan ayuda.
Más allá de estas situaciones hay problemas serios; más que serios, existenciales, que van más allá de la coyuntura, como el de la demografía Cada vez nacen menos uruguayos. En el 2021, por vez primera hubo más muertos que nacimientos. Es la primera vez que ocurre a nivel nacional. Este periodo va a terminar con 20 mil niños menos en las preescolares. En el 2030 se estima que habrá 100 niños menos en el sistema educativo.
A corto plazo, puede pensarse que no se estaría exigiendo más gasto, pero a mediano plazo significa que tendremos menos gente trabajando y aportando a una seguridad social que, en la otra punta de la vida, ve crecer la expectativa de vida. Si en 1985, cuando llegamos al gobierno, era promedialmente 71,58 años y hoy supera los 78, está claro que estamos ante un desafío más que serio. Todo esto no es discutible y por eso, durante todo el gobierno pasado, el Dr. Vazquez dijo que había que reformar el sistema antes de que "estallara", Mujica afirmó que había que aumentar cinco años la edad de retiro y Astori una y otra vez clamaba por reformas, cada vez que había que solventar el déficit de las jubilaciones y del fondo de salud, que está tremendamente desfinanciado.
Hace un año que se estudió el tema con un diálogo como nunca hubo en la historia. Con partidos, técnicos, organizaciones sociales. No hubo acuerdo ni en el diagnóstico y ahora, a los gritos, se nos dice "háganse cargo". Y al mismo tiempo el Presidente del Frente Amplio, hombre inteligente y de experiencia negociadora en su vida sindical, ahora, como político, entra en una deriva apocalíptica oponiéndose a todo, organizando ya una operación de resistencia a la rendición de cuentas, que no conocen, como si fuera el Desembarco de Normandía, pretendiendo instalar la idea de que el gobierno "fracasó" en todo.
Cualquiera que lo oye pensaría que el actual gobierno está hace 15 años y que ellos nunca gobernaron. Y es exactamente al revés. Lo que este gobierno está teniendo que enfrentar, además de una pandemia y una guerra, son los desastres frentistas.
Si hay un problema en el puerto es porque le regalaron a una multinacional acuerdos precarios, cada tres meses, para que desde el muelle del Estado compitieron con ventaja frente a la empresa que tiene una concesión ganada limpiamente en una subasta pública y de la que el propio Estado es socio
Si hay una ola de asesinatos crueles es el por el narcotráfico, que dominaba el país frentista cuando terminó su mandato. Los homicidios son imposibles de prevenir y esos solo obedecen a que este gobierno está en lucha contra ese "narco" dueño de la situación.
Si tenemos hoy un serio problema educativo es porque en los 15 años anteriores, dominados por los sindicatos prebendarios y abusivos, se dedicaron a desvirtuar la reforma que condujimos con Rama desde 1995 y marchar hacia el atraso, la rutina, la politización.
Naturalmente, no se dice que el empleo mejoró, que la economía está creciendo luego de la pandemia, que el conjunto de los delitos bajó, luego de las subas escandalosas ocurridas en los gobiernos del Frente Amplio.
No decimos que veníamos del infierno, pero nadie puede discutir que teníamos una crisis de seguridad y educación. Y que, por sus propias palabras, se había postergado por razones políticas el rescate de un sistema de seguridad social que marcha al descalabro. Tampoco prometimos nunca el paraíso pero sí intentar todo lo que se está haciendo pese a la adversidad.
El Frente Amplio gobernó 15 años y ahora nos reclama con urgencia que tengamos resueltos todos los problemas que dejó pendientes.
Ellos fueron un fracaso, perdieron la elección y perdieron tres veces, en primera vuelta, segunda vuelta y tercera vuelta, que no otra cosa fue el referéndum.
Por lo menos debían tener un mínimo de honestidad intelectual para asumirlo. Y menos soberbia, por favor...