Edición Nº 1028 - Viernes 21 de marzo de 2025

Nacionalismo y populismo

Por Julio Aguiar Carrasco

El centenario de la finalización de la primera guerra mundial nos obliga a reflexionar sobre los peligros que todavía ofrecen los nacionalismos y populismos.

Hace unos días se cumplieron cien años del fin de la I Guerra Mundial.

Tanto el Presidente de Francia como la Canciller alemana hablaron en contra de los nacionalismos que llevaron a la guerra en 1914, respondiendo así al presidente Trump en el sentido de que el mundo de hoy está integrado e intercomunicado y no aislado por el proteccionismo.

Generalmente se dice que la I Guerra Mundial se produjo por el asesinato del heredero a la corona austro húngara, archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa Sofía Chotek, en Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia y Herzegovina. El atentado, ocurrido el 28 de junio de 1914, fue atribuido a un grupo de terroristas serbios, llamado la mano Negra.

Este fue la gota que desparramó el vaso, porque las razones eran varias y heterogéneas, no solo una. Pero la reacción fue tardía: la declaración de guerra demoró más de un mes de idas y venidas y con mucha gente que pensaba que no tenía sentido una guerra generalizada.

Durante siglos los Balcanes pertenecieron a los otomanos: la debilidad de estos en esa época, dejó la zona en una gran inestabilidad y el emperador austríaco quería imponer el orden.

Por su parte, la mitad del comercio exterior ruso atravesaba el mar Negro y de allí al Mediterráneo. Cualquier país que dominara los Balcanes bloqueaba a Rusia.

Francia quería Lorena, Italia los territorios de Trentino y el Tirol, en manos de Austria.

Gran Bretaña, la gran potencia de la época, no deseaba una guerra que desestabilizara a Europa. Llegado el momento, los ingleses no dudarían.

Las alianzas, que servían cuando importaban, se fortalecieron en esas semanas. ¡Todos querían dominar a Europa!

El nacionalismo surgió con gran fuerza: Gran Bretaña, Francia y Rusia, por un lado. Alemania (en 1871, Prusia fue derrotada por Francia, tras lo cual se convirtió en Alemania) y el Imperio Austrohúngaro (el Emperador de Austria, Francisco José era de la dinastía de los Habsburgo), por el otro.

El Zar de Rusia y el Emperador de Austria eran primos: la madre de éste y la suegra de aquél, eran hermanas, hijas de la reina Victoria. ¡Las decisiones se tomaban casi en familia!

De a poco, como por inercia histórica, las partes fueron acercándose a la guerra. Rusia colocó dos distritos militares, Odesa y Kiev, cerca de los Balcanes, un paso que fue tomado como una agresión.

Hubo un amague de solución de que las fuerzas austríacas llegaran solo hasta Belgrado. ¡Quedó de lado también!

En Rusia, los generales se impusieron a la voluntad del Zar. Hasta que Austria envió un ultimátum inaceptable a Serbia, la respuesta de esta no satisfizo y aquella declara la guerra.

A esa altura de los acontecimientos y preocupados por los alemanes, la debilidad de Francia y por conveniencia propia, Gran Bretaña señaló a los alemanes que si atacaban a la neutral Bélgica, habría guerra. ¡Así fue!

La guerra fue muy cruel. ¡Solo en Somme y Galípoli, murieron 800 mil soldados! Todos los nacionalismos e imperialismos buscaban conquistar sus intereses, derrotando a sus viejos enemigos, sin importar el costo humano.

El mapa de Europa cambió sustancialmente, como sucedería 30 años después, cuando esos mismos colonialismos venían debilitándose, con el Tratado de Versalles y la gran depresión del 29 de por medio.

Un nacionalismo descontrolado y una larga historia previa, movió ciegamente a aquellos hombres. La reacción posterior de la mayoría de los países europeos fue el aislamiento.

Cien años después, el mundo ha cambiado mucho, en cincuenta años más que en toda su historia. La Revolución Tecnológica es la nueva religión y crece exponencialmente.

Las democracias se han extendido pero la libertad de los pueblos no está garantizada.

El populismo es un hijo mal parido de los nacionalismos. En América Latina quizás el primero fue Perón, un gatopardista astuto que ha logrado sobrevivir en el tiempo: y su compañera, la más fascista de todas, Evita.

Toda la enorme cantidad de dictaduras que ha sufrido el Continente y la amarga realidad de los populismos en el inicio del siglo XXI, nos ha retrasado ante el mundo.

Cuando hay bonanza, estos populismos que han sido generalmente de “izquierda”, crean la falsa realidad de que la gente vive mejor, pero eso se hace a costa de la riqueza que se obtiene: una vez que esta se evapora por los cambios mundiales, los países siguen en la misma.

Esto genera descreimiento y desesperanza en la opinión pública. Hoy en el Uruguay, la gente cree más en las Fuerzas Armadas que en los partidos políticos, un cambio enorme respecto de hace apenas treinta y cinco años.

Hemos observado más arriba que un hecho grave pero aislado llevó a una guerra terrible que costó la vida de 20 millones de personas. Cuando el asesinato sucedió, la mayor parte de la gente ni pensaba en una guerra: sin embargo, ella sucedió.

Nosotros, los uruguayos, estamos viviendo un momento peligroso. ¿Estamos en el mismo camino que la Argentina K? Puede ser, no sería de extrañar. Lo que hay que observar es que, más allá de los errores de Macri, tenía la guerra declarada y preparada por los peronachos (incluido el Papa) aún antes de asumir.

Los hechos históricos tienen una lógica y un desarrollo. Como se llegó a la I Guerra Mundial nos demuestra la pequeñez y el egoísmo en la toma de decisiones.

La correcta lectura de la realidad en la que vivimos puede hacer la diferencia entre tener un futuro o una desgracia. El nacionalismo es una cosa; el populismo, otra.

¡De nosotros depende!



Cuarenta años de democracia: un encuentro que nos reúne a todos
Una vez más, laicidad republicana
Julio María Sanguinetti
Un Grande
Cinco años de aquella primera alarma
Un nombramiento que indigna
Otro tren que se va...
Cardona ininteligible
Reclamos y realidades: la verdad detrás de la crisis económica de Montevideo
Sanguinetti asumió como miembro corresponsal de la Academia Brasileña de Letras
40 años removedores
La caída de los paradigmas
Arroz, principal monitor de la competitividad en el agro negocio de exportación
Tomás Laguna
No hay tiempo que no se acabe, ni tiento que no se corte
Consuelo Pérez
Julio María Sanguinetti: Un legado que trasciende fronteras
Matías Guillama
¿Habrá vida en otros mundos?
Leonardo Vinci
Sin pena y sin gloria
Susana Toricez
La batalla de Cartagena
Daniel Torena
Milei y un cambio de música: la guerra al wokismo
Los zapatos y la economía de la muerte
El argumento (equivocado) para traicionar a Ucrania
Populismo y corrupción, una fórmula común
Frases Célebres 1028
Inicio - Con Firma - Ediciones Anteriores - Staff Facebook
Copyright © 2024 Correo de los Viernes.