Por Julio María Sanguinetti
En ocasión de designarse una cuarta parte de la Plaza Cagancha con el nombre de la Dra. Adela Reta, le comenté a nuestra Intendenta, Ing. Carolina Cosse, que con mucho gusto participaba en el homenaje a esta gran figura nacional. Al mismo tiempo, que lo hacía bajo protesta por considerar inadecuado que se segmentara la Plaza Cagancha en un espacio destinado al Dr. Enrique Tarigo, otro al Gral. Arturo Baliñas y el otro, como decimos, a la Dra. Reta. Esos nombres están más que justificados y dos de ellos son notables figuras del Partido Colorado y amigos personales.
No se trataba entonces de impugnar figuras sino el procedimiento equivocado de modificar denominaciones tradicionales e incluso descaracterizar la denominación de un espacio, fraccionándolo.
Le señalé en aquella ocasión a nuestra Intendenta que en su momento personalmente había escrito en contra de la denominación de José Batlle y Ordóñez para el viejo "Camino de los Propios", hito marcante del límite de la ciudad en la época colonial.
El nomenclátor de la ciudad, entonces, es parte sustantiva de su patrimonio histórico. En Montevideo, desde el de Andrés Lamas de 1843, se han seguido criterios coherentes como -en ese caso- el de designar las calles paralelas a la Avenida 18 de Julio con los departamentos y las transversales con los ríos. En la Ciudad Vieja se celebraban grandes fechas de la historia nacional como las batallas de Las Piedras, Rincón y Sarandí o episodios tan notables como la campaña de las Misiones o el desembarco de los Treinta y Tres Orientales.
Hace ya muchos años que el nomenclátor viene sufriendo algunas variaciones no deseadas. La comisión honoraria que asesora en el tema ha hecho una gran labor proponiendo siempre designaciones con una gran armonía, pero decisiones políticas han propuesto a veces errores como el muy grande que mencionamos de Propios.
La Intendenta propone ahora la designación de calles con los nombres de figuras muy reconocidas de nuestra sociedad como Rosa Luna, Martha Gularte, Pirulo, Lágrima Ríos, Gloria Meneses y Virginia Brindis de Salas. Incluso Rosa Luna ya tiene un espacio. Pero no se trata de eso. Todas ellas merecen figurar en el nomenclátor, pero no tiene sentido hacerlo a cambio de nombres tan tradicionales como Río Negro que viene desde 1843 o Gaboto, Minas y Magallanes anteriores a 1875, y Policía Vieja desde siempre.
Esos nombres son parte de nuestra memoria colectiva. Varias generaciones de uruguayos tienen la identidad de la calle en que nacieron. Personalmente, nací en 8 de octubre de Montevideo y ahí empieza mi carrera de la vida.
Tengo la suerte de que a nadie se la ha ocurrido modificar esa fecha, pero las varias generaciones de montevideanos tienen el derecho a mantener esa seña de identidad.
El arquitecto Arana se opuso cuando se le quería poner el nombre de Mario Benedetti a la calle Paraguay y con muy buen criterio acusaba el elitismo que suponía imaginar que solo era honroso poner nombre de calles en los lugares más céntricos y tradicionales como si fuera diminutorio hacerlo en la Unión o La Comercial.
La Ingeniera Cosse dice que "el motivo fundamental es reconocer a los feminismos, al feminismo negro, a la diversidad, a la lucha afro uruguaya por la libertad y los derechos". Estamos totalmente de acuerdo con ella en su propósito, pero imaginar que es una positiva construcción cultural el agredir la memoria histórica significa un profundo error de perspectiva.
Bien está entonces, buscar calles adecuadas para honrarlas con la denominación de estas figuras tan relevantes de nuestra cultura. Lo que puede hacerse sin herir la historia. Bastará con que la Intendenta, sin el criterio elitista que cree que solo el Centro vale para honrar, procure un conjunto de espacios coherente. De ese modo, sí, se honrarán los derechos humanos mencionados sin ofender otro también fundamental que es el de conservar el valor patrimonial de la ciudad en que se vive.