Por Julio María Sanguinetti
Es muy sencillo pontificar acerca de qué se debería hacer sin acompañarlo del cómo. Ello da cuenta de la falta de seriedad y el tenor demagógico de las propuestas que se formulan.
Quienes integran la coalición, naturalmente, pueden hacer propuestas. Sería mejor discutirlas internamente para estar por lo menos en una línea general que las haga viables, pero está en la lógica de los hechos políticos. Cuando la pandemia golpeó los indicadores sociales, nuestro Partido -como partido- hizo una seria de postulaciones, en buena parte acogidas por el gobierno. Lo que resulta inconducente y demagógico es que el Frente Amplio lance una andanada de rebajas impositivas y aumentos de remuneraciones, sin decir de dónde saldrá el dinero.
Simplemente se proclama una aspiración, tratando de hacerle creer a la gente que estamos ante un proyecto a considerar y no lo que realmente es: un discurso para la tribuna.
Un partido que acaba de hacer una oposición frontal al gobierno, llevando a referéndum popular su ley programática, ¿con qué lógica propone medidas, como si lo inspirara un espíritu constructivo? Solo podría tener algún viso de seriedad política si se acompañara con un estudio económico que permitiera visualizar su viabilidad. Sobre todo cuando el gobierno acaba de disponer, para el segundo semestre del año, un aumento en sueldos públicos y pasividades, de 3% y 2% respectivamente. Lo hizo porque la recuperación económica y la mejoría de la recaudación permitirían manejar el inevitable déficit público dentro de términos viables, o sea que no condenen al país a perder el "grado inversor" de las calificadoras de riesgo, con sus negativas consecuencias sobre el crédito.
No estamos entonces ante una propuesta sino una fantasía de Alicia en el País de las Maravillas. Ella se basa, por otra parte, en la constatación, feliz constatación, de que la economía del país ha crecido un 1,5% más si se comparan el segundo semestre de 2019 y el de 2021. Afirman entonces que los trabajadores no han participado de esa expansión. Lo que es falso, porque es evidente la recuperación del empleo, prioridad excluyente hasta el año pasado. Notoriamente se crearon, en el 2021, 50 mil puestos de trabajo y el desempleo, que el Frente Amplio lo entregó en el 10% de la población activa y hoy ha bajado al 7%. Esto se tuvo particularmente en cuenta en los acuerdos que se hicieron en la actividad privada y todas las partes, Estado, trabajadores y empleadores, coincidieron en que lo primero era, justamente, recuperar actividad y empleo. Se reconoció entonces, y nadie lo niega, que hay aún un retraso de salario real, no muy grande pero reconocible. Ese era y es el objetivo del gobierno, pero la situación ha postergado avances.
Nadie puede negar que pensándose en que este sería un año normal, que permitía ser optimista, hoy nos encontramos inmersos en una guerra europea de repercusiones universales En el mundo entero la suba de alimentos y combustibles fogonea una inflación que ha llegado a valores impensables en las economías desarrolladas. ¿Cómo se pude hablar tan alegremente cuando estamos sumergidos en una situación cuyos efectos están a la vista, rodeados de incertidumbres hacia el futuro?
El gobierno, con sensibilidad de respuesta, propuso un adelanto del aumento de sueldos y jubilaciones que tendría que venir en enero, o sea que en el segundo semestre habrá una carga fiscal adicional de aproximadamente 170 milones de dólares, solo posible de pagar justamente porque la economía creció. Y creció por una política económica seria, bien distinta a la de Argentina que tanto enamoraba al Frente. Por otra parte, ya el gobierno anunció que se añadirían algunas ayudas focalizadas hacia los sectores más desvalidos.
No se puede hablar, entonces, de ortodoxia fiscal o neoliberalismo. Pero peor que la ortodoxia es la demagogia.
No soy economista, pero una simple mirada casera nos dice que la baja del IVA que se propone difícilmente tenga un costo menor a 50 millones de dólares y si congelamos el combustible hasta fin de año, a los valores de hoy, seguramente no bajemos de 200 millones y si duplicamos alegremente los beneficios del MIDES no sé a dónde nos vamos. Entonces, como dijo nuestro Presidente, hay que tener responsabilidad. Y el Frente Amplio la debería tener, porque ha gobernado 15 años, terminó con el país estancado y si aspira a retornar, tendría que entender también que mantener los equilibrios y rescatar la seguridad social es en beneficio de todos y mal de nadie (ni aun de los que se enojan por no entender que nada es mejor que un sistema sólido).
Es un tiempo de tormenta. El país lo capea bien parado. Se está enfrentando la inflación. Como en la tormenta sanitaria de la que ya salimos, calma y buen rumbo. El escenario está dominado por la incertidumbre. Razón de más para ir paso a paso.