Edición Nº 1008 - Viernes 20 de setiembre de 2024

Uruguay y Estados Unidos

La reciente visita del Presidente Lacalle Pou a Estados Unidos, en la que mantuvo una extensa reunión con el Presidente Biden, revela una continuidad histórica. Una relación persistente, aunque no exenta de polémicas, cuya influencia se remonta a las ideas fundacionales del artiguismo, pasando por el característico panamericanismo batllista, hasta el actual período democrático. Sólidos y extensos lazos -históricos, culturales, políticos y económicos- que tienen más de dos siglos.

El pasado miércoles, finalizó una enriquecedora visita del Presidente Lacalle Pou a Estados Unidos (EE.UU.), en la que se registraron distintos hechos de importancia para el Uruguay. Primero y principal, Lacalle Pou fue invitado por Joe Biden a un encuentro de trabajo en la Casa Blanca. Aunque se preveía que el mismo durara unos 30 minutos, se extendió por más de una hora y media, una señal incontrastable de la importancia que EE.UU. le otorgó.

Según informaron desde la oficina de comunicación de Presidencia de la República, la ocasión sirvió para que el presidente Lacalle le expresara a Biden las prioridades de nuestro país en materia comercial, además de aprovechar la ocasión para tratar diversos asuntos de interés para ambas naciones, incluida la coyuntura internacional. Tras la reunión, la Casa Blanca emitió un elogioso comunicado:

"El Presidente Biden se refirió a Uruguay como un modelo regional y mundial de gobernabilidad democrática [...] destacando su defensa de principios de las libertades fundamentales en Venezuela y su compromiso de garantizar que la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica acelere la integración regional, la prosperidad económica inclusiva y una mayor oportunidad a través del comercio y la inversión sostenibles. El Presidente Biden y el Presidente Lacalle Pou también exploraron formas de expandir nuestra relación económica bilateral, aumentar los esfuerzos conjuntos para combatir el cambio climático y fortalecer aún más la cooperación en seguridad."

Tras su reunión con Biden, el Presidente Lacalle recibió la Insignia de Oro de la Americas Society - Council of the Americas (AS-COA), en el marco de la 41.ª edición de la Fiesta de la Primavera de la organización, celebrada en la ciudad de Nueva York. "En un momento en que nuestra región enfrenta serios desafíos, Uruguay es un verdadero modelo de democracia y progreso económico, no solo para América Latina, sino para el mundo", manifestó el presidente de la Junta Directiva de AS-COA, Andrés Gluski, al entregarle la distinción al Presidente uruguayo.

Finalmente, aprovechando la ocasión, un grupo de senadores de los históricos partidos Demócrata y Republicano presentaron al Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense un proyecto de ley para profundizar las relaciones de los Estados Unidos con el Uruguay. El proyecto, titulado United States-Uruguay Economic Partnership Act., contiene dos pilares: uno comercial, que busca la adhesión de Uruguay al CBI (un programa de preferencias comerciales unilaterales de los Estados Unidos), y otro de facilitación de movimiento de personas, que implicaría quitar el requerimiento de visa para los empresarios y empezar a estudiar la posibilidad de extenderlo al resto de los ciudadanos uruguayos.

Además de los hechos concretos que acabamos de reseñar, la visita tiene un gran valor simbólico. No es un hecho menor ni casual que todos los Presidentes del actual ciclo democrático hayan mantenido una relación amistosa con EE.UU., tal cual se refleja en la imagen que acompaña estas líneas. Si bien el primer antecedente de relacionamiento bilateral formal entre ambos países tuvo lugar en 1836, cuando Estados Unidos otorgó una autorización a John Darby como Cónsul General de Uruguay en Nueva York, fue varias décadas después, en 1867, cuando se establecieron relaciones diplomáticas formalmente.

No obstante, la influencia norteamericana, en el plano de las ideas, se remonta al artiguismo fundacional, que en las instrucciones del año XIII reproduce varios pasajes de las constituciones de algunos Estados norteamericanos tomados de la obra de Thomas Paine ("La Independencia de la Costa Firme"). "De Thomas Paine recibió Artigas aquella concepción confederal que impregnó su prédica y le llevó, desde el primer momento, a choques con el gobierno de Buenos Aires", recuerda el Dr. Sanguinetti en su libro La fuerza de las ideas (Taurus, 2022).

Será el Batllismo, en el siglo XX, el que reforzará los lazos con EE.UU. Allí será central la figura de Baltasar Brum, impulsor del Panamericanismo (aunque esto nunca impidió, como se sugiere a veces, que el Partido fuera contrario a una idea multilateral, que también colaboró en desarrollar), y de Juan Antonio Buero. Sus administraciones al frente de Relaciones Exteriores marcaron un nuevo rumbo del país que, luego de años de hegemonía británica, se aproximaba a los EE.UU.

En las grandes conflagraciones, nuestro país siempre expresó su solidaridad con los norteamericanos. Recuerda Sanguinetti, en el libro antes citado, que cuando Alemania anuncia la guerra submarina (en la 1ª Guerra Mundial), Uruguay, con Brum como Ministro, protesta porque "viola derechos indiscutibles de los neutrales y agravia a la humanidad". Luego, cuando EE.UU. rompe relaciones con los alemanes, el mismo Brum envía un mensaje de solidaridad reconociendo "la justicia y nobleza de los sentimientos que en esta emergencia han guiado al Presidente Wilson".

Con el advenimiento de la 2ª Guerra Mundial, primero, y con la Guerra Fría, después, el debate se planteará de un modo bastante más radical. Las tradicionales diferencias entre la política internacional colorada y la blanca herrerista se hicieron evidentes en el conflicto mundial. En ese contexto, se produce el conocido suceso de "las bases" -el herrerismo denunció que el gobierno de Baldomir había pactado en secreto la construcción de bases militares norteamericanas en territorio uruguayo-, magnificado hasta hoy día por ciertos sectores políticos. El "antiyanquismo" vuelve a aflorar con fuerza durante la Guerra Fría y perdura todavía en ciertos sectores de la izquierda radical que se definen en función de su rechazo a todo lo que provenga de EE.UU.

Pese a todo, en momentos de apremio, EE.UU. se ha comportado de la misma manera que históricamente lo hizo nuestro país. Como recordaba el Embajador Luis Hierro en una nota publicada en estas páginas en 2020, resulta curioso advertir cómo dos Presidentes que ejercieron sus cargos con un siglo de diferencia, acudieron a EE.UU. para que garantizara la no intervención de Argentina en nuestros asuntos. Lo hizo Don Pepe en 1904, al comprobar que la revolución blanca contaba con apoyo del gobierno argentino, que le enviaba suministros y armas, y luego el Dr. Vázquez ante la eventual amenaza de una acción armada contra la planta de celulosa de Fray Bentos.

Con desencuentros naturales -y coyunturales-, el vínculo permanece sólido como desde hace dos siglos. 




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